En los desiertos la erocion eólica (viento) y la radiación solar suelen ser muy intensos, por lo que el suelo suele ser arenoso, pedregoso o rocoso; y en el caso de los desiertos polares del antártico, está constituido por una densa capa de suelo congelado (permafrost). Del grado de intensidad de dichos factores dependerán muchas características del desierto, como el tipo de arena conformada o las dinámicas climáticas que presente.